Publicado el 17/04/2025
Cristian y Yeraldine: una mano solidaria para dar Voz y Vida

“Mi vida antes de ingresar
acá, era un desastre”.
Cristian Hernández apenas supera
los 20 años de vida, pero se lo ve bien. No da la impresión de ser un joven que
transitó el fogoso camino de las adicciones y que hoy, gracias a muchas personas
y a su propio deseo, trabaja para mantenerse sobrio y ver la vida con otros
ojos.
Siendo menor de edad, Cristian
entró en una dura etapa de consumo. La situación era delicada y fue internado
por dependencias del INAU en la Asociación Española. Pasó muchos días en la
Clínica hasta que, por esas cosas de la vida, conoció a una persona muy
especial que le tendió la mano solidaria cuando más lo necesitaba. Una persona
que, al día de hoy, lo sigue acompañando en la organización Voz y Vida.
“Lo conocí de casualidad. Él era menor de edad y estaba internado. Yo también lo estaba en el mismo sitio, pero por un asunto familiar. Nos conocimos ahí. Cristian se acercó a mí: ‘señora, ¿puedo tomar un mate con usted?’, me preguntó. Le dije que sí. Fue como una conexión. Siempre digo que para mí es el hijo varón que no tengo, porque soy mamá y tengo una hija”, dice la otra protagonista de esta historia, Yeraldine Ferreira.
Su internación fue breve, pero
Cristian siguió un tiempo más. Luego, fue derivado a una chacra para seguir con
el tratamiento.
Él no se había olvidado de ella,
de aquella persona que lo escuchó y apoyó en uno de los momentos más críticos
de su vida aunque él jamás le reveló la situación por la que estaba atravesando.
De aquella persona que, con solo compartir un mate y una charla, hizo que sellaran
una unidad que se mantiene hasta hoy.
Cristian consiguió el número
de contacto de Yeraldine y, a través de un mensaje de Whatsapp, le preguntaron
si, a nombre del joven, podía recibir una carta.
“Yo dije, ¿quién es Cristian
Hernández? No tenía ni idea, no relacionaba su nombre a su cara. Acepté,
fui a levantar la carta y me encontré con la gran sorpresa. Ahí me contó
toda su historia porque en la clínica yo no sabía que él estaba ahí por consumo ni
cuál era su problemática”, expresó.
“Y así fue como empezamos a
mantener el vínculo. Yo le respondí la carta. Él me dijo que sentía
mucha vergüenza de contarme que, en realidad, era adicto a las drogas y
que lo que él quería era ayuda y salir de esa situación porque era muy chico,
tenía 17 años”, añadió.
Pero no fue fácil el camino
que comenzaron a desandar hace casi seis años.
Cristian sufrió recaídas que amenazaron
con destruir su salud y el vínculo con Yeraldine. Pero no. La historia merece
un final feliz… o lo más parecido a ello.
Ella no lo dejó nunca solo aunque
esto puso en riesgo su vida y la de su propia hija.
“Para mí, el tema de la droga,
la pasta base y todo eso es un mundo completamente desconocido y tuve que
aprender a la par de él. De hecho, cometí muchos errores, me expuse mucho,
expuse a mi hija porque iba a las ‘bocas’, iba a los ‘cantes’ en busca de Cristian
sin saber el peligro que corría. Todo para poder ayudarlo. Y, a veces,
pensaba que lo estaba ayudando y, en realidad, lo estaba perjudicando. Así
hasta que conocimos a la organización Voz y Vida. Siempre digo, doy
gracias a Dios todos los días de mi vida que se haya cruzado Gonzalo, el
operador de aquí, en nuestras vidas. Me dijo: ‘andá a hablar que nosotros
tenemos un lugar así y así’”, contó.
Surgida en
2021, la Asociación Voz y Vida brinda
tratamiento y apoyo a personas con adicciones y sus familias a través del
trabajo de un equipo multidisciplinario. Posee un Centro Diurno que proporciona
terapias y respaldo psicosocial a aquellas personas en situación de
vulnerabilidad que presentan problemas de adicciones. Además, las familias
reciben atención y la posibilidad de participar en talleres para seguir
conociendo y trabajando la delicada problemática de las adicciones.
“Me acerqué a la asociación
buscando ayuda para Cristian. Y acá caímos porque él estaba en situación de
calle y estábamos en busca de un refugio”, dijo Yeraldine.
Hoy Cristian continúa su pelea
diaria con una sonrisa y siempre cerca de esa mujer que apareció en el momento
exacto.
“Conocí Voz y Vida y acá pude
encontrar una familia, pude parar de consumir. Me ayudaron. Gracias a la
asociación estoy bien, llevo bastante tiempo limpio sin necesidad tampoco de
tomar medicación. Tengo una casa, estoy trabajando y voy bastante bien. Hay
que pedir ayuda, se puede salir. También voy a la iglesia”, señaló Cristian.
“Estar acá me ayudó a
recuperar confianza, me ayudó a estar bien conmigo mismo. Estoy haciendo
un lindo proceso”, sumó.
“No soy familiar directo de
Cristian, pero hoy en día es parte de mi familia. Estoy apoyando y
ayudando a la asociación desde mi humilde lugar para que puedan salir de
esta situación muchos Cristian. Porque no es el único”, concluyó Yeraldine.
Y así, Cristian prosigue con su camino por su propio mérito, pero también por la ayuda de la mujer que, para sacarlo de un infierno, le dio Voz y Vida.
¡Vos también podés colaborar con Voz y Vida clickeando ACÁ!