Publicado el 16/09/2025
El impacto de la hospitalización prolongada en niños: estrategias de resiliencia

La hospitalización prolongada de un niño es una prueba difícil tanto para el pequeño como para su familia. Este desafío puede ser aún más abrumador para las familias de bajos ingresos, quienes a menudo se encuentran luchando no solo contra una enfermedad, sino también contra la desigualdad social y económica. Sin embargo, en medio de este panorama desafiante, la resiliencia puede florecer y la esperanza puede brillar a través de programas de apoyo dedicados.
Los desafíos de la hospitalización prolongada en niños son multifacéticos. A nivel emocional, los niños pueden experimentar miedo, ansiedad y tristeza. A nivel social, pueden perder el contacto con sus amigos y la normalidad de su rutina diaria, mientras que a nivel educativo, pueden enfrentar interrupciones en su aprendizaje. Las familias, por otro lado, deben lidiar con la tensión emocional, el estrés financiero y la logística de equilibrar el cuidado del niño enfermo con las responsabilidades cotidianas.
Las estrategias de resiliencia pueden ser fundamentales para enfrentar estos desafíos. La resiliencia no solo se refiere a la capacidad de resistir adversidades, sino también a la habilidad de adaptarse y recuperarse. Para los niños hospitalizados, esto puede significar aprender a expresar sus emociones, establecer rutinas adaptables y mantenerse en contacto con sus seres queridos y amigos. Las familias, por su parte, pueden beneficiarse de redes de apoyo, asesoramiento y manejo del estrés.
Es en este contexto donde entran en juego iniciativas como la Sala Familiar Educativa y el Proyecto Sanando. La Sala Familiar Educativa, ubicada en el Hospital Pereira Rossell, proporciona un espacio seguro y estimulante para niños hospitalizados. Este espacio no solo permite a los niños continuar con su educación, sino que también les brinda la oportunidad de socializar con otros niños en circunstancias similares.
El Proyecto Sanando, por otro lado, aporta un toque de alegría y normalidad a la vida de los niños hospitalizados. Voluntarios dedicados recorren los pasillos del hospital con un carro lleno de juguetes y libros, ofreciendo distracción, estímulo y, lo más importante, un recordatorio de que son más que su enfermedad.
La inspiración para estas iniciativas y otras similares proviene de organizaciones como la Asociación Casa Ronald McDonald, que ha apoyado a más de 35,000 niños en tratamientos médicos prolongados y a sus familias en los últimos diez años.
Su objetivo es mejorar la calidad de vida de estos niños y sus familias durante la hospitalización, proporcionando no solo un lugar para quedarse, sino también apoyo y contención emocional. La hospitalización prolongada en niños es un desafío formidable, pero con estrategias de resiliencia y el apoyo de programas dedicados, es posible mitigar su impacto. Aunque la enfermedad puede ser un factor inamovible en la vida de estos niños, cómo se vive la enfermedad puede cambiar gracias a estas iniciativas.
Si te conmueve esta causa y te gustaría saber más o colaborar, no dudes en ingresar aquí.
Juntos podemos hacer una diferencia en la vida de estos valientes niños y sus familias.